Ya hace un tiempo vengo posteando cosas de manera desordenada y un poco extemporánea por diferentes motivos. Un tiempo atrás, escribía esto sobre el fallecimiento del admirado Rolando García, ex-Decano de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA en el período que terminó con la Noche de los Bastones Largos. Por motivos que no voy a explicar ahora, voy a publicar este texto que sigue, complementario a aquel, escrito por mi viejo. Él, a su manera, homenajea a Rolando García, y yo, a mi manera, quiero homenajear aquí a mi papá como intelectual de acción y compromiso. Va entonces este pequeño texto urgente... texto que queda aquí un tanto extemporáneo por el tiempo transcurrido (me lo envió a principios de enero y se me transpapeló), pero siempre es tiempo de hablar de y escuchar a aquellos que admiramos.
Queridos amigos,
Antes de incursionar en la columna de Pepe Nun, quiero subsanar una falencia (una de tantas de mi parte). Concentrado en mis sempiternos temas de salud, dejo pasar temas que exceden largamente los mismos y mi importancia personal.
Recién me siento en condiciones de ingresar a algunas noticias, y me encuentro consternado con la del fallecimiento (el 19 de Noviembre) del admirado y respetado Rolando García.
Tal vez muchos científicos-tecnólogos de nuestra generación y posteriores no sepan (o no tengan cabal conocimiento) de lo que significó R. García para el desarrollo de la ciencia argentina en la segunda mitad del siglo XX. Argentina se dió uno de esos lujos que suele repetir + ó - cada 10 años: Lo hizo cagar a palos con la policía, y lo expulsó del país amenazado, junto con toda una elite de inteligencias y capacidades superiores de la ciencia.
Rolando García nunca fue nombrado Socio Honorario de la SCA (Sociedad Científica Argentina), como (1 año antes de la muerte de R.G.) un deleznable personaje llamado Carlos Pedro Blaquier, que lo comparte con sólo tres argentinos más: Houssay, Leloir, Milstein. Los tres premios Nobel (me queda la duda si no está Mario Bunge, pero seguro no se lo merece).También compartido con algunos extranjeros irreconocibles como Charles Darwin, Albert Einstein y Guillermo Marconi.
Ahora bien, si alguien piensa que el deleznable (nuevamente) Blaquier merece estar en semejantes compañías, le recomiendo irse de rodillas a Luján y luego decidir qué hacer con sus muñones.
No los hemos visto a Sadosky, Babini, Varsavsky, Santaló, Kornblihtt, y en esa línea a los Davie, Kohanoff, Wietzerbin, Prélat, y CIENTOS de continuadores cuyas clases, obras y ejemplos nos fueron alumbrando a todos los que estábamos (sí, me cuento) en la segunda, tercera o cuarta línea en la sucesión intelectual. Tan profunda fue la influencia que, pasado lo peor de la Gran Dictadura, cuando algunos barones del PJ bonaerense comenzaro a fundar c/u "su Universidad" pretendiendo el lustre y la continuidad intelectual de su penosa influencia "ideológica", aquel poderoso clima de época que no pudo ser totalmente barrido las comenzó a cambiar......esta vez para mejor. A mí me tocó la de Quilmes. A otros la de San Martín, a otros la de Lomas. Nuevamente la recreación de una élite científico-intelectual al soplo ya lejano de aquella influencia.
Tanto la tristeza por R.G., como la indignación por la despreciable operación operación política con el genocida Blaquier me han saturado este texto con adjetivos, pero no era el objetivo la calidad literaria, sino fundamentalmente rendir un modestísimo homenaje.
Esta noche o mañana, descansado, me gustaría hacer algunos comentarios sobre el respetado José Nun, con quien modestamente discrepo.
Victor Pablo Silber
Ingeniero Químico