Hoy el post (sobre los festejos del Bicentenario) lo hace mi mamá, asidua lectora del blog.
Todos pasamos una semana post eventos conmocionante, tratando de escuchar opiniones que puedan explicar qué pasó. Cómo se produjo esa explosión popular cargada de contenido, de emoción, de alegría de fervor para festejar los 200 años. Un colage de caras asombradas, banderas flameantes mientras se bailaba, rostros llorosos, arte que resumía la historia, músicos para todos los gustos que reavivaron la nostalgia de los grandecitos con canciones como La Barca o aquellas letras que gritaban el dolor de lo que nos pasó en los años negros de la dictadura. Ahí estaba todo y estaban todos. Algunos como Forster no se animan a ponerle nombre a esto pero piensan que algo muy fuerte está pasando en Argentina, que ésto es una bisagra, un antes y un despues. Aquí todo es volátil e imprevisible, pero esta fiesta de 4 días con seis millones de personas en la calle hizo cambiar el esquema de los formadores de opinión que finalmente se montaron en los festejos. Las miserias de algunos asomaron, pero declaraciones de Pacho Odonell, Fito Paez, Ricardo Forster, Victor Hugo, Mario Wanfield etc, etc, hicieron trastabillar a los Tenembaum y companía. Ya no hay que achicarse cuando se apoya a esta presidenta. Yo estoy feliz con esto. Las abuelas y madres, tuvieron su Carroza impactante y una plataforma giratoria en el Obelisco que las representaba. Y la gente que bailó de alegría supo mantener silencio, escuchar discursos, replegarse para que todo luzca como nunca. Fue maravilloso e inolvidable. ...es lo más importante que pasó en años.