El documento difundido ayer sobre el "Asunto Malvinas", intitulado "Malvinas - Una visión alternativa" es lisa y llanamente un mamarracho. No voy a ir muy al fondo de la cuestión porque no vale la pena, apenas voy a referirme a un par de cuestiones como ejemplo ilustrativo de lo que estos (auto)denominados intelectuales ven. En primer lugar el título: escribir un documento cuyo título dice proponer una visión alternativa y percibir que el núcleo duro está constituído por una visión por lo menos convencional (aunque no predominante) amerita, de mínima, la clasificación del escrito entre lo que podemos llamar mamarracho. Pero hay más. El documento arranca diciendo:
A tres décadas de la trágica aventura militar de 1982 carecemos aún de una crítica pública del apoyo social que acompañó a la guerra de Malvinas y movilizó a casi todos los sectores de la sociedad argentina.
Tal vez sea verdad si la primera persona del plural está referida a los 17 firmantes. No sé cual fue la posición de cada uno al respecto. Sí sé que esa crítica fue hecha una y otra vez, incluso por Cris en este discurso.
Dicen también estos personajes:
Un análisis mínimamente objetivo demuestra la brecha que existe entre la enormidad de estos actos y la importancia real de la cuestión-Malvinas, así como su escasa relación con los grandes problemas políticos, sociales y económicos que nos aquejan.
No queda claro a la enormidad de qué actos se refieren, ni tampoco definen cuál es la importancia real de la cuestión-Malvinas. Tampoco son específicos encuanto a los "grandes problemas políticos, sociales y económicos que nos aquejan". Pero todo esto es una envoltura medio pedorra (para decirlo suavemente) para re-introducir en clave local el originalísimo (je) tema que ya fue introducido por el Primer Ministro del Reino Unido de Gran Bretaña, David Cameron: el tema de la autodeterminación de los habitantes de las islas. No voy a analizar esto a fondo, pero hay un par de cosas que los firmantes parecen ignorar.
La autodeterminación está referida a países, no a subpoblaciones de países. Los habitantes de Puerto Madero no pueden decidir por autodeterminación que pertenecen al Uruguay por ejemplo. O los de Vicente López no pueden decidir que pertenecen a Japón. Tampoco pueden los habitantes de Irlanda del Norte decidir que pertenecen a Irlanda por ejemplo. Por lo antedicho, definir a qué país las islas pertenecen es un problema que precede al establecimiento de los derechos del país cuyo territorio integran de autodeterminación. Entonces, la secuencia lógica, en un mundo reglado por leyes internacionales es:
1. Discutir el tema de los derechos sobre Malvinas en el contexto de las normas internacionales vigentes (que en este caso le da la razón a la Argentina: hasta datos geográficos obtenibles de Google Earth muestran claramente que las islas forman parte de la plataforma continental.
2. Sobre la base de estas normas, establecer una mesa de negociación en la que se defina qué se hace con las islas, con los isleños, como será tratado el tema de la ciudadanía, etc.
3. Sobre la base de estas definiciones, pero principalmente sobre la base de a qué país pertenece Malvinas, si es de interés pública, se puede hacer un plebiscito NACIONAL para que democráticamente sea determinado qué se hace con las islas.
Si alguien quiere discutir seriamente este asunto podría comenzar leyendo este documento (Outer limits of the continental shelf argentinian submision) que está publicado en la página oficial de la ONU.