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Artepolítica)
Comienzo a escribir este post con muchas dudas, porque voy a entrar en un terreno complicado, "peligroso" y lleno de trampas. Voy a comenzar por el principio, explicitando sobre qué quiero escribir: la imagen de NK (ahora, esperablemente llamado Nestor por casi todos, con bastante familiaridad). No voy a decir que NK fue un super heroe, ni que fue casi un santo. No voy a apelar a la ternura que le descubrieron post-mortem a "ese tipo crispado que se peleaba con todos e incluso
le pegó a su mujer, que para peor, es nuestra presidenta". Hay bastante escrito en estos días sobre la rápida deconstrucción que la derecha hace de la figura de NK al calor de las movilizaciones populares espontáneas y la increíblemente rápida reconstrucción de una figura "suprapolítica" (un héroe nacional por encima de la política), por lo tanto afuera de la política. El título que elegí para el post se debe a que la forma en que se está manejando la imagen de NK me hace acordar a lo que viene pasando desde hace unos 20 o 25 años en la Argentina (tal vez más, no importa) con la imagen del Che Guevara. Y voy a usar este ejemplo, que me parece bastante claro, para ilustrar lo que quiero decir.
Había una vez un país, ya bajo un gobierno democrático en el que (hasta bien entrada la década del ´80) andar por la calle con una remera del Che podía significar que la policía te pare en cada esquina y que te ligues algo entre unos sopapos y una noche infernal en cana por averiguación de antecedentes. No podría en este momento acordarme cuándo fue que vi la primera remera con la cara del Che lado a lado con una con la cara de Bob Marley o de Jim Morrison. Tampoco podría decir cuándo fue que escuche por primera vez decir a gente de derecha que el Che, equivocado o no, había sido heroico porque había luchado por sus principios. Pero no necesito ser mayormente riguroso para que todos los lectores concuerden conmigo en que eso fue una virada concreta en el manejo de la imagen del lider revolucionario. El Che fue un tipo admirable en muchos aspectos, y mantuvo estándares éticos particularmente altos. Pero el norte en todas y cada una de las decisiones que tomaba estaba marcado por un objetivo político. Diría que eso fue una construcción que hizo de sí y para sí no en función de cumplir consigo mismo (esto es una suposición mía), sino como una de las herramientas políticas que utilizó para implementar (junto a otros como Fidel Castro) un proyecto político para la isla. Y no fue la única herramienta. Sin embargo, darle al Che una dimensión "suprapolítica" tiene un efecto claramente esterilizante: la revolución cubana es única e irrepetible porque el Che, pieza clave, es único e irrepetible. Entonces no jodamos con ideas revolucionarias: sin el Che son inviables y nadie parecido a él estará cumpliendo su papel.
Entonces... qué hay con NK? Es claro que muchos sentimos la partida como si fuese la de alguien muy próximo... yo varias veces sentí que hubiera podido sentarme a tomar un café con este tipo, y que hubiera estado bárbaro. Nunca me dio esa impresión Alfonsín, por ejemplo. NK era un tipo que por canales no convencionales se nos aproximaba a pesar de estar en una posición que por sí misma (debido a protocolos y formalidades) establece distancia. Coincidí muchas veces y desde hace mucho tiempo con él (y Cristina): desde que escuché los primeros discursos de Cristina en el senado como opositora a Menem, reflejando la forma de ver el país de los dos. Cuando (a partir del 25 de mayo de 2003) los discursos empezaron a mantenerse en su lugar (contra toda expectativa) en lugar de ir corriéndose a la derecha o hacia las excusas para no hacer, y empezó a haber una fuerte correlación entre la palabra y las medidas de gibierno (novedad impresionante ya de por sí) me fui convenciendo de que eran gente comprometida consigo misma. Pero ojo... esa era (es) su herramienta política. Me parece que también él era (y ella es) buena gente, pero la verdad no sé si esto es así y dudo que sea relevante.
En este momento se me prenden las alarmas cuando veo que desde la oposición comienzan a tratar la figura de NK casi como la de un santo, un tipo que sacrificó su vida por sus ideales (les suena esta frase?). Si sólo así la política vale la pena nos quedamos sin política: nos quedamos sin militantes. Si el sacrificio a ser hecho es de escala sobrehumana nadie va a sentirse a la altura. Fue un tipo que no se olvidó de su propia historia (una rareza). Llegó a donde se proponía llegar. Se informaba seriamente, tenía un mapa muy claro de quién era quién, y a quién se podía enfrentar con qué recursos. Era fundamentalmente un tipo que supo desde el primer momento que debía construirse a sí mismo como alternativa de poder. Era una persona empeñada y muy laburadora. Un cultor del esfuerzo para cumplir metas que valieran la pena. No todas: las más importantes. Derechos humanos, recuperación económica. Así vamos. Trazó las líneas iniciales del camino. Hay que ir por más porque se puede y porque lo que NK hizo fue un quiebre histórico, pero también porque no es suficiente, y porque es una tarea dificil, pero que está al alcance de la mano de personas comunes que quieran empeñarse, laburar, estudiar, pensar. No esterilicemos a Nestor Kirchner convirtiédolo en una figura de estampitas, o de remeras que irán a parar nebulosamente al lado de músicos de bandas de culto. Creo que la memoria de NK merece un respeto calibrado. Como alguien dijo por ahí: la muerte no nos hace mejores. Y la memoria de NK no necesita que lo hagamos mejor de lo que fue.