miércoles, 21 de octubre de 2009

Va una historia brasileira...

A partir de la consagración de "Cien años de soledad" (Gabriel García Marquez, y no Gabo por favor) creo que hay cosas que sólo son concebibles en Macondo... y en estas terras do Brasil. Voy a contar una historia que vale la pena, así que encárenla con cariño aunque sea larga y mi pluma no sea tan leve (o sea, aunque escriba como un plomo).

Caxambu es una pequeña ciudad (aproximadamente 25.000 habitantes) del interior de Minas Gerais. Una de las cosas que la hizo famosa son las surgientes de aguas con diversos contenidos de minerales, que según los lugareños afirman hasta hoy, tienen propiedades curativas de todo tipo, incluídos los males de amores, la pobreza y los cuernos amorosos. En fin, debido a la fama de sus aguas, se dice que la Princesa Isabel y su esposo, el Conde D´Eu fueron allí para que la princesa quedara embarazada... y parece que ocurió. Como sea, Caxambu es un pueblito agradable y apacible, de edificios antiguos en las sierras de Minas Gerais.

Caxambu es también otra cosa: con una situación geográfica aproximadamente equidistante de las tres principales ciudades brasileras (São Paulo, Rio de Janeiro y Belo Horizonte), con sus hermosos hoteles coloniales y su clima agradable, fue durante mucho tiempo la sede de la mayor parte de los congresos y reuniones de las principales sociedades científicas y académicas brasileras. Con lo cual pasó a ser una ciudad pequeña pero en la que casi todas las semanas la vida se agitaba con cientos o miles de especialistas en alguna área del conocimiento. Y era muy interesante porque los habitantes te podían parar por la calle (me ha pasado alguna vez) para preguntarte en que sos especialista y pedirte que les cuentes de que se trata tu tema de investigación.

Créanlo o no, cuentan los que dicen haber estado en los comienzos ,que había en Caxambu un burdel que se llamaba "O Rancho". Parece que a las chicas del "Rancho" eran bien bonitas y que trabajaban bien. Parece que todos eran felices mientras los congresos eran de pequeño porte: pocos invitados, todo en un clima bien tranquilo. En cada reunión de estas, la clientela de "O Rancho" aumentaba un poco, no mucho, pero incluso la variedad de la clientela era interesante. Las muchachas podían incluso practicar un poco de inglés mientras trabajaban. Pero los congresos, reuniones, etc empezaron a crecer en términos de concurrencia. Y los dueños del "Rancho" parece que empezaron a ofrecer el local para alquilar (adecuadamente arreglado y adaptado) para la organización de las típicas fiestas de cierre de estos eventos. Y parece que funcionó durante un tiempo. Claro que en estas fiestas las muchachas del "Rancho" no trabajaban: eran mandadas para casa. Estas señoritas empezaron a pensar... qué se puede hacer contra esta amenaza? cómo resolver este problema? y muy pronto llegaron a la conclusión de que era mejor quedarse sin reuniones científicas y volver al clima tranquilo que cundía en Caxambu antes de convertirse en un centro de intercambios académicos. Entonces no vieron otra açternativa: se organizaron y aguerridamente salieron a las calles a manifestarse en contra de los científicos por la preservación de su fuente de trabajo. Y así fue que se vieron en Caxambu (según se cuenta) pancartas contra las ciencias y las artes, y por la libertad de trabajo...

Caxambu es hoy una "cidadezinha" simpática todavía, un poquitín decadente, nunca conocí "O Rancho" pero sé que hace como mínimo más de una década que no existe más, los hoteles (sobre todo los que eran parte del patrimonio histórico) se fueron deteriorando por falta de mantenimiento, los congresos fueron migrando hacia otras ciudades que modernizaron su capacidad hotelero-turística... una pena. Quedó en Caxambu una larga lista de amores pasajeros y permanentes, amores improbables, lícitos y/o ilícitos, con besos dados con ganas o arrancados a mordiscones, amores comenzados y terminados allí. Quedaron por ahí jirones y pedazos de amores inscriptos en las noches alucinantes de una ciudad... más bien un pueblito, en donde mucha gente se reunía a hablar de cosas como cosmologia, física cuántica, biología molecular, marxismo, moral kantiana o lo que sea. Los congresos fuera de Caxambu no son la misma cosa. Ojalá todo vuelva.



2 comentarios:

sary dijo...

qué linda historia!

Ariel dijo...

a mí me encantó cuando me la contaron, después la garabateé por aquí... y Caxambu es un lugar "encantado" como dicen aquí, que no quiere decir "de cuento" o maravilloso... quiere decir que aquí ocurren encantamientos! y hay más historias de Caxambu para contar!