El país donde nací y crecí tiene una historia de conquista de derechos civiles que por un motivo u otro fue interrumpida muchas veces. A pesar de que aún esta sociedad dista mucho de ser un modelo de tolerancia para el resto del planeta, y que a la noticia pueda restársele importancia (o al escuchar a mi propio hermano mayor, que opina que hay otros temas más urgentes para el país), no puedo dejar de sentir orgullo y alegría al ver que un congreso nacional debate y aprueba una ley que permite que la sociedad argentina sea más pluralista.
Esta ley, sumada a otras cosas que han pasado en los últimos años en el país, como por ejemplo: la anulación de la amnistía a los militares del proceso, la recuperación económica despues del colapso del 2001, la importancia que se le dio a la defensa de los derechos civiles, la creación de un ministerio de ciencia junto a politicas de mejoramiento del sistema científico, la tendencia integracionista con los paises del Mercosur (en especial, Brasil), la pérdida del poder político de la derecha y de la iglesia católica, la participación tranquila y alegre de la gente durante los festejos del Bicentenario... hasta el recibimiento festivo de una selcción nacional de fútbol derrotada!... Todo esto me hace pensar y sentir que hay algo que está cambiando para bien en Argentina.
La clave está, como siempre, en el tiempo y en la continuidad de estos cambios.
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