Para luchar contra el pragmatismo y la horrible tendencia a la consecución de fines útiles, mi primo el mayor propugna el procedimiento de sacarse un buen pelo de la cabeza, hacerle un nudo en el medio y dejarlo caer suavemente por el agujero del lavabo.
Asi comienza uno de los relatos de las Historias de Conopios y de Famas. Bien. En versión actual podría decirse que una adaptación posible es
Para luchar contra el pragmatismo y la horrible tendencia a la consecución de fines útiles, mi primo el mayor propugna el procedimiento de acumular seis meses de trabajo en tu computadora personal sin hacer back-ups actualizados, y dejar que la computadora suavemente deje de funcionar.
Sé que no tiene la poesía de un cuento de Cortazar, ni pretendo que tenga. es apenas la introducción a una pequeña historia paulistana. Acabo de pasar por la experiencia comentada arriba, y quisiera decir en primer lugar que ser un tanto pragmático no es una idea tan mala. Vamos al asunto entonces.
Para mi desesperación, mi computadora dejó de funcionar, y claro, el último back-up de disco que tengo es de unos seis meses atrás. Por suerte, existe en São Paulo un lugar, un barrio llamado Santa Efigênia. Siempre que uno va al centro de São Paulo pasa por ahí, o por lugares próximos. Barrio de situación geográfica nuclear en la ciudad, ya había sido caminado por mí una cantidad de veces. Sin embargo, siempre fue para mí un lugar de paso y nunca se me ocurrió ir por alla con la idea de resolver un problema delicado. Dada la fama del barrio, nunca se me ocurrió llevar mi computador (objeto precioso si los hay, mas por su contenido intangible que por su hardware). Fui a un pequeño negocio escondido en el fondo del piso superior de una galería. Para mi espanto había cientos de "notebooks" destripadas en cajas tipo archivo, y un muchacho que me atiende muy amablemente y me pregunta cual era el motivo de mi visita. Le muestro la máquina, inmediatamente hace el diagnóstico (casi sin mirarla), se la pasa a una chica que no debía tener mas de 22 o 23 años, y me ceunta que ese es un problema de diseño de ese modelo. Mientras habla, veo que la chica empieza a desarmarla con una espectacular precisión de movimientos. No sacó un tornillo de más, los tornillos salieron sin un rasguño, no se salio de lugar un contacto que no deba salirse... y me dijo que los datos no se iban a paerder. Cuando me dice que el trabajo a ser realizado consistía en la substitución de un chip de la placa madre me corrió un escalofrío por la espalda. Digamos que me imaginaba que me iban a hacer dejar la computadora por una semana, para decirme después que no habia nada para hacer. Para mi (grata) sorpresa, cuando le pregunté cuánto iba a demorar, me dijo "y... va a demorar un poco: hay que desoldar el chip quemado, conseguir el nuevo, soldarlo, pegar el disipador... esperar que la cola seque... re-armarla, probar que funcione... una hora y media". Y así fue. Como todos los paulistanos de ley, voy a volverme asiduo de "la Santa Efigênia" para resolver cuestiones relacionadas con electrónica y computación.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario