Ayer y hoy de paso por Milano. Es de las menos emocionantes de las ciudades europeas que conozco. Sin embargo tiene rincones absolutamente espectaculares, como los jardines del Castello Sforzesco, el propio Castello, y la Catedral, que es probablemente el mayor edificio de estilo gótico de Europa. El centro histórico está lleno de referencia al período de los Sforza, como no podía ser de otra forma, y hay varios trazos del paso de Leonardo da Vinci por la ciudad (uno de ellos la que probablemente es su pintura más importante: La última cena, en la iglesia de Santa Maria delle Grazie.
Hubo que lamentar dos pérdidas bajas:
1. La valija naranja, que ya llevaba conmigo recorridos unos (sin exagerar) 150 mil km (la mayor parte en las bodegas de los aviones, claro). Las rueditas ya no aguantaron más.
2. La cámara de fotos muy gauchita ella, que ya lleva sacadas unas 5.500 imágenes y un kilometraje parecido al de la valija.
La valija ya fue sustituída (claro) por una de 15 euros comprada en un chino (sí, qué te crees, que en Milan no hay chinos?). En cuanto a la cámara... dentro de lo posible será hecha la tentativa de reparación... uno se encariña con algunas cosas, viste?
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