Anteayer fue mi último día completo en Marrakech. Me levanté con un cierto malestar, muy cansado, y con la sensación extraña de que por ahora había sido más o menos suficeinte.El plan del día era disfrutar tranquilo perdiendome en los "souqs" (o zocos como es transliterado al castellano) y viendo si valía la pena comprar alguna cosa que:
1. no se rompa durante el viaje de vuelta, (esto es: avión Marrakech - Madrid, AVE Madrid - Zaragoza, tren Zaragoza - Valencia, AVE Valencia - Madrid, Avión Madrid - São Paulo con escala y cambio de avión en Roma).
2. no pese.
3. no ocupe espacio.
4. no sea carísimo.
En fin, la cuestión es que perdiéndome en los laberintos de los souqs (donde conocí a Lisa, una chica escocesa que fue mi compañera del día y que estaba muy ocupada con la misma actividad: perderse) fuimos a parar a un par de lugares fantásticos:
el Museo de Marrakech, que funciona en el Palacio de Mnehdi Mebhi (construido en el siglo XIX durante el Sultanato del Sultan Moulay Abd El Aziz) con su atmósfera pacífica y relajante, es un lugar donde uno se quedaría por tiempo indefinido oyendo el ruido del agua cayendo de las fuentes y la suave música de fondo, mientras se admira el trabajo de las caligrafías en las paredes sentado desde un cómodo sofá.
El patio principal del Palacio
Una de las fuentes del patio central del Palacio
la Médersa Ben Youssef, donde funcionaban antiguamente las habitaciones para los estudiantes universitários... lugares de estudio de los grandes libros y, por supuesto, sobre todo del Corán. Lugares donde la belleza y la calma eran considerados elementos fundamentales e inspiradores. La Médersa Ben Youssef tiene inscripciones caligráficas de enorme valor, además de un patio central con una hermosa fuente e increíbles trabajos en madera tallada, que también pueden verse en su famoso mirhab.
Patio de la Médersa Ben Youssef.
El día terminó con el disfrute de este atardecer en la Place Jamâa El Fna...
Vista del minarete de la Mezquita Koutoubia desde la Place Jamaa El Fna
Peeeeroooo... el viaje no podía terminar sin una indeseada pero a esta altura esperada visita... entre tanta comida condimentada, tanta calle, tanta fruta...
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