A veces pienso que no hay nada más lindo que los muelles. Esas extensiones de la tierra construidas conversando con el mar, o con un río, siempre acercándose al otro lado... casi islas, mantienen un delgado hilo de conexión con el lugar que les dio origen.
La ciudad de Fortaleza desde el muelle de la Praia de Iracema
Pocas cosas hay para mí más fantasmal y dramático que los cascos de los barcos naufragados en la costa... barcos que llegaron con el último aliento, resistiendo las tormentas y las olas hasta poner a salvo a la tripulación y los pasajeros... suicidándose contra las piedras... No hay que olvidarse que los barcos y las locomotoras a vapor de los trenes están entre los ingenios tecnológicos que parecen tener alma... por lo menos los grandes poetas los han cantado como si fuese así!
Restos de un naufragio en la Praia de Iracema - Fortaleza
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