domingo, 28 de febrero de 2010

De vuelta a la vida paulistana

Hoy domingo, cerré el círculo de mi vuelta a la vida paulistana: hice una de las actividades de fin de semana que más me gustan: ir a la feria. Es la época de los caquis y las jacas, de la atimóia, el cajá y la carambola... como siempre lleno de colores y olores. Todo puede comenzar con el momento mágico de pararse a ver cómo una máquina estruja caña de azúcar para colectar el jugo... y hacerse de un poquito de ese jugo salido de la tierra, cortado apenas por un chorrito de jugo de limón. Con esa bebida en las manos, dulce y refrescante, puede comenzar el recorrido. Caminando por la feria es lindo pararse para charlar con los vendedores y los eventuales (y accidentales) compañeros de un momento delicioso de vida, por ejemplo cuando uno coincide con un/una desconocid@ frente a un delicioso "abacaxi", y el feriante lo corta y reparte un pedazo para cada uno para probar... En esas situaciones la vida se para un poquito, las miradas se cruzan, los ojos se desorbitan levemente y se hace algún comentario elogioso, compartido, consensuado, a la fruta que si bien conocemos y prevemos nos deja admirados... se mecha con un un intercambio amable de frases de despedida como si fuéramos a encontrarnos el próximo domingo... eventualmente se sigue la conversación con ese feriante u otro... el último partido del Corinthians 2 a 1 contra Racing de Uruguay, buen comienzo de la Libertadores... las lluvias que inundan la ciudad... y así el changuito se va llenando de delicias, de colores, olores y texturas...

2 comentarios:

Ale dijo...

Que buen relato!, lleno de vida

Ariel dijo...

Gracias!