Hoy, después de un agotador viaje saliendo de la Gare Casa Voyageurs para llegar a la Gare Marrakech (el tren estaba tan lleno que no había lugar ni para estar parado) me tomé un "petit taxi" hasta la medina. Y ahí comenzó Marrakech, La Ciudad Roja (llamada así por el color de sus murallas y la mayor parte de sus construcciones). No sé si voy a conseguir describir ni en un libro lo que es esto. Me alojé en un hotelcito lindo, cerca de la famosa Place Jamâa el Fna. Obviamente, lo primero que hice fue ir a la plaza a ver... es indescriptible. En menos de una hora vi vendedores de todo tipo de especias y frutas, amaestradores de monos, boxeadores callejeros, contadores de cuentos, vendedores de agua (de los que venden agua en el desierto), todo tipo de timadores, todo tipo de gente que adivina el futuro y te cuenta tu pasado mediante todas las técnicas posibles, encantadores de serpientes, vendedores de caracoles, comediantes callejeros, equilibristas, malabaristas, faquires, hombres odaliscas... todo lo que uno se pueda imaginar que personas son capaces de hacer... Es inevitable a veces la sensación de que nuestro mundo es tan, pero tan monótono!
2 comentarios:
BUAAAAAAAA!!!!! yo también quiero estar ahí!
jaja, si, es alucinante!!!!
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