Después de una semana bastante intensa en la bellísima ciudad de Bogotá, semana en la que prácticamente no seguí los diarios ni los blogs, decidí que voy a ir escribiendo tardíamente algunas postales de aquí. Serán como verdaderas postales que llegan después que el viajero. No irán día por día, seguirán la lógica caprichosa del surgimiento de recuerdos, impresiones y sensaciones cuidadosamente cuardadas en el más desfachatado desorden. Por este motivo, no serán informes objetivos de lo visto y vivido en estas tierras: antes por el contrario, serán un culto a la subjetividad como genuina forma de abordar nuevos mundos. Dicho esto unas pocas horas antes de emprender el regreso a la agitadísima São Paulo, espero haber creado alguna expectativa sobre lo que aquí será relatado.
Nota: cualquiera que sea el tamaño de la expectativa, tal vez sea demasiado grande. Con calma, eh?
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