viernes, 11 de septiembre de 2009

Miravete de la Sierra

Hace rato que quiero hacer un post sobre la historia reciente de Miravete de la Sierra, "el pueblo en el que nunca pasa nada". Este pueblo de la provincia de Teruel, Comunidad Autónoma de Aragón, España, tiene 12 habitantes estables (sí, leiste bien, DOCE) . En realidad España está sembrada de una miríada de pequeños pueblos de menos de 100 habitantes. Hasta aquí todo normal para quien conozca un poco España. En 2008, leyendo una contratapa de Pagina/12 escrita si no me engaño por Rodrigo Fresán (a quien leo siempre y por lo tanto aparecerá bastante citado por aquí) me entero de la existencia de este lugar y de una idea curiosa: promover turismo en un lugar donde "nunca pasa nada". Y de hecho ese fue el slogan de la campaña publicitaria: cuando uno pretende viajar de vacaciones está lleno de promociones de lugares de descanso con actividades espontáneas y/o organizadas. Pero a nadie se le ocurre ofrecerte un lugar "donde nunca pasa nada". Y eso fue Miravete de la Sierra. La historia no acaba ahí: la empresa que inició esta movida puso en el aire el site (que está linkeado aquí y arriba), con un diseño muy bien hecho, música, un paseo virtual por el pueblo, fotos de cada uno de los 12 habitantes, y con sus voces contando cada uno sus historias. En el site se ofrece además merchandising: muñecos/reproducción de cada uno de los habitantes de Miravete. Y quién quiera hacer una contribución al patrimonio cultural del pueblo, además puede "comprar" virtualmente una teja para la iglesia, lo que permitió recaudar fondos para su mantenimiento. Finalmente el site propone el Primer Open Internacional de Ordeño de Cabras por Internet. Y fue un éxito! Parece que miles de personas de muchos países ordeñaron a gusto apretando las teclas W S y O K para controlar la manipulación de las tetas de una cabrita virtual. Veamos: ustedes creían que una idea así era inviable? Funcionó, pero en su éxito parece que está su propio fracaso: a medida que empezó a ir gente a ver como nunca pasaba nada, parece que comenzaron a pasar cosas: turistas sacando fotos por ahí, gente encontrándose en la taberna del pueblo, visitando la iglesita del S. XVI, en fin, cosas inéditas, y cambiantes al ritmo de los visitantes (nada más devastador de la escencia de un lugar que el turismo).

Después de esta síntesis me pregunto por qué a mí no se me ocurren estas ideas? Ah, y una pregunta dirigida al honorable público: adivinen de qué nacionalidad es el vendedor de buzones al que se le ocurrió todo esto? ...y sí... que le vamos a hacer...

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