Hice (una vez más) uno de esos vuelos de PLUNA en los que te llevan al aeropuerto de Carrasco en Montevideo para esperar una conexión a otro lado (en este caso era entre São Paulo y Buenos Aires). A pesar de Uruguay ser un lugar increíblemente simpático, las esperas en Carrasco no lo son, lo cual podría constituir una prueba del principio de extraterritorialidad de los aeropuertos internacionales. La cuestión es que no hay mucho para hacer en la sala de embarque del aeropuerto, y lo poco que hay para hacer (dos bares/restaurantes y un único Free-Shop) depende de la atención de gente que tiene la simpatía de un guardiacárcel. Por suerte (para quién carga una notebook) ahora (y por ahora) disponibilizaron gratuitamente un servicio WiFi que funciona bien. Pero la mejor opción sigue siendo observar a los otros pasajeros. Y ocurre que había una parejita. Los dos de unos 25 años, lindos, enamorados... y se besaban, y conversaban... daba tanto gusto verlos! Y se acompañaban tan bien, hasta que... ella se dio cuenta de que entre tanto cariño y palabras en los oídos se les había ido el avión!!!! Llegaron las lágrimas, y ella estaba en un estado de desconsuelo que para qué te voy a contar... Como siempre en estos casos, él no sabía qué hacer y apenas se le ocurría abrazarla, cosa que aparentemente ponía el estado de irritación de ella en niveles estratosféricos. Espero que no sigan en la vida tan colgados como estaban ahí: el amor no resiste muchos de esos eventos.
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