Creo que el fútbol argentino tiene enormes manchas opacas en su historia política, y es imposible no mencionar el agujero negro del Mundial 1978 que en mi caso se tragó para siempre la posibilidad de disfrutar plenamente de estos torneos, y particularmente de los goles argentinos en estos torneos. Para peor, no soy fanático de Diego Maradona. Fue un excelente jugador de fútbol, esto significa: es, un tipo que sabe hacer cosas bonitas con objetos esféricos, una especie de gran malabarista. Sólo eso... todo eso. Sin embargo, Diego Maradona es convocado para opinar de todo y de todos, y el hombre lo hace sin muchos problemas. Lo hace a la manera de él: creo que con mucha honestidad (dice lo que piensa), de una forma bien frontal, y me da la impresión de que con plena conciencia del peso sobreestimado de sus palabras respecto de cosas que no sean fútbol.
Hoy quiero (sin embargo) reivindicar a Diego Maradona, a la Selección Nacional de Fútbol y sobre todo al preparador físico de la Selección, Fernando Signorini. La Selección que esta semana entró en campo para iniciar su recorrido mundialero de 2010, y su equipo técnico al mando de Diego Maradona, apoyan la postulación de Abuelas de Plaza de Mayo para el Premio Nobel de la Paz, por iniciativa de Signorini. Como se cuenta aquí, Maradona recibió afectuosamente a Estela Carlotto en África del Sur, y en un acto de inspiración (debo reconocer, plenamente maradoniano) le dijo simplemente: "Todos los argentinos queremos saber la verdad". Simple, directo, sencillo.
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