Como ya lo dijimos acá, este mes de enero de inicio del mandato de la Administración Dilma aquí se las trae. Es el momento de cerrar las negociaciones pre-electorales "de verdad", no sobre la base de promesas sino de cargos concretos. Y Dilma, (ya lo decíamos) no es Lula: de estilo duro y nada negociador, le sacó de un plumazo al socio mayor del PT (el Partido del Movimiento Democrático Brasileiro, PMDB) el control de uno de los mayores negocios del país: las distribuidoras de energía eléctrica (ver aquí). A cambio, el PMDB, bajo el liderazgo del ex Presidente José Sarney (de familias de coroneles del nordeste, como son llamadas las familias ricas con posesiones de tierras en esa región en Brasil) pelea por renovar su mandato en la Presidencia de la Cámara de Senadores, lo que lo pondría por un nuevo período más o menos a salvo de antiguas y nuevas acusaciones de corrupción. Esto recién empieza, y probablemente haya movimientos y reacomodamientos en el gabinete de Dilma durante los próximso 6 meses. Además de la consabida batalla por espacios que se dará en el campo del grupo PIG (Partido da Imprensa Golpista), que amplificará todo lo posible las tensiones internas de la coalición gobernante. Que nadie se sorprenda si aparecen titulares en los diarios y la televisión hablando del estilo crispado de Dilma, eh?
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