Ya hace unos días vengo escuchando como a Dilma "le renuncian ministros antes de asumir" porque "va a tener que hacer el ajuste que Lula debió haber hecho y no hizo". A la carga de nuevo con políticas de ajuste. Las operaciones políticas previas al nombramiento de un gabinete son parte (a mi ver) del juego democrático, está dentro de las reglas (guste o no). Lo que me llama la atención desde hace un tiempo es que a veces en Página/12 escribe gente o aparecen artículos que parece ser parte activa de ese juego. A continuación va un ejemplo aparecido hoy: este artículo que Página/12 publica de Eric Nepomuceno (periodista, escritor e intelectual brasileño) (las negritas son mías):
Sobre los hombros de Dilma pesan todos esos simbolismos (aclaración mía: se refiere aquí a ser la primera presidente de Brasil mujer y ex guerrillera) con sus significados profundos, pero pesan también desafíos de gran envergadura. Sucede a un presidente extraordinariamente carismático, dueño de una popularidad sin parámetros, que le cambió la cara al país. Son desafíos específicos, y a ellos se suman otros: hay fuertes nubarrones en el escenario de la economía global, Brasil gastó en 2010 más de lo que sería sensato, serán necesarios ajustes impopulares. Las pugnas internas en la alianza de gobierno podrán provocar serias dificultades en la relación Poder Ejecutivo-Congreso. Las circunstancias la llevaron a armar un gabinete desigual, en gran parte heredado a contragusto del gobierno de Lula. No será gran sorpresa si ya en su primer año de gobierno Dilma decide cambiar ministros.
y en el párrafo siguiente dice:
El consistente crecimiento de la economía en 2010 (7,6 por ciento) no se repetirá en 2011, pero será igualmente significativo (las previsiones apuntan hacia un crecimiento de 4,5 por ciento). Esa herencia benéfica contribuirá para que los niveles de desempleo se mantengan bajos y para que los programas sociales de su antecesor sean ampliados y profundizados. Si no dispone del carisma o del brillo de tribuno de Lula, Dilma cuenta con amplia y sólida experiencia como gestora pública. Ya no habrá aquel humor irresistible, la formidable capacidad de improviso, la increíble intuición política. Dilma es una persona más cerrada, más determinada, que detesta ser desacatada, con una capacidad de exigencia que llega a asustar.
Entonces las novedades impensadas son:
1. Que tuvo que negociar su gabinete con los partidos de la coalición de gobierno (de la cual el PT es en realidad el partido mayoritario pero no el único).
2. Que puede ser (ojo, eh?) que tenga que cambiar a algún ministro porque se niegue a implementar el ajuste impopular que Lula debió haber implementado (recórcholis, ese maldito obrero metalúrgico no tomó las medidas de ajuste que le piden los economistas que saben, para irse con un 87% de popularidad!).
3. Si lo anterior no te convence, ojo que esta mina es medio intratable, eh? (malditas mujeres autoritarias).
La pregunta es... habiendo tantas posibilidades por qué Página/12 apuesta a una línea periodística que es caja de resonancia de operaciones políticas en Brasil?
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