martes, 11 de enero de 2011

Lecturas de aeropuerto

Hace unas semanas salí de São Paulo para Fortaleza (nada mal, eh?) desde el aeropuerto de Viracopos - Campinas. Llegué demasiado temprano y fui a dar una vuelta por ahí. Primera vez en ese aeropuerto, primera vez volando a Fortaleza, primera vez en esa línea aérea (Azul), cuya flota está constituída casi en su totalidad por  aviones de EMBRAER, ojo. Hice el check-in como todo el mundo y fui a andar a la deriva por el aeropuerto, hasta recalar en el lugar obligado de todo aeropuerto: la librería. No sé cómo eran las librerías de aeropuerto 30 años atrás, pero desde que yo viajo en avión con frecuencia, han ido decayendo desde una literatura digerible hasta lo que hoy se llama "literatura de aeropuerto"... género que no entiendo muy bien pero que agrupa abundante material de autoayuda, fenómenos paranormales, códigos davincis y anexos, biografías y autobiografías autorizadas o no, truchas o no... y claro, algún libro del que se haya hablado mucho ultimamente porque el autor acaba de morir o acaba de ganar el Premio Nobel de Literatura. Hasta aquí todo normal, todo bastante aburrido, y todo ese material impreso me hace pensar en los asados que podrían hacerse con tanto papel. Peeeeroooo... ocurre que en este viaje apareció un libro que no pude dejar de comprar. Ni voy a mencionarlo: sólo voy a mostrar la foto de la tapa del libro:

Título: En la cabina de comando. Subtítulo: Curiosidades aéreas, accidentes, la crisis, el caos y el cielo todavía rojo... (click en la foto si queres ampliarla para leer mejor).

A pesar de que la palabra "accidentes" está en el subtítulo, la descripción de accidentes aéreos constituye aproximadamente un 50% de la obra. Subirse al avión con este libro recién comprado en la mano, que el tipo que está en el asiento próximo te pregunte de que se trata, leerle párrafos elegidos al azar sobre accidentes aéreos mientras estamos en pleno vuelo... y casi en todos los casos rematando una afirmación que el autor hace repetidamente: que la parte más peligrosa del vuelo es el aterrizaje... no tiene precio!

Ah, aclaración importante: si no te interesa vivirlo como experiencia, no te lo compres, no vale la pena.

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